Desde que descubrí el perfil de Romina Guess siempre me pareció un fake. Pero de un tiempo para acá comenzó a publicar fotografías naturales, de la vida cotidiana, sin retoques y con tomas improvisadas. Eso fue lo que me convenció a buscarla.
Marco a su número de teléfono. Me contesta Romina, acento argentino, pido información y confirmo la cita. Comienza la espera. Quienes han contratado a escorts saben que el momento que sigue a la llamada para autorizar el acceso de nuestra acompañante es un instante sui generis. A uno lo invaden un cúmulo de sensaciones encontradas: el placer, el nerviosismo, la emoción, la calentura, el pulso del corazón comienza a latir estrepitosamente. Uno se mira al espejo; roba el aire de la habitación con un profundo suspiro; vuele a contar el dinero que ha puesto sobre el tocador.
Se escucha con mayor fuerza un taconeo por el pasillo. Tocan a la habitación.
Abro la puerta y veo a Romina Guess. La Romina Guess tal cual las fotos en sus redes sociales. La Romina Guess que gusta de presumir ser #tuputitafavorita. La Romina Guess #argentinita que escribe en su twitter #cogemeconamor. La Romina Guess, hay que reconocerlo, que presume de tener uno de los culos más hermosos en la historia de escortland. Todo es cierto.
Entra a la habitación y me saluda de beso en la mejilla. Llegó entubada en un pantalón de mezclilla y una blusita negra. Pide su dinero y comenzamos una charla introductoria como en todo encuentro sexual medianamente civilizado, que para estos casos da igual.
La charla giró sobre su nacionalidad argentina y cómo había llegado a México. Dijo que tenía ascendencia italiana. Que a su arribo a este país llegó a trabajar en una agencia de escorts que promocionaba su perfil como el de una chica italiana. Al final dejó de laburar con ellos para independizarse y ofertar sus servicios por las benditas redes sociales.
Inicié besando todas las partes de su cuerpo. Quise besarla apasionadamente en los labios pero como dice la sabiduría popular: “Uy manito esa no te la manejo”. En su lugar ella me ofreció su cuello, sus escasos pechos, su delicada espalda y, al final, su hermoso #culitoargentino.
La primera relación estuvo bien, sólo bien, podría decir. Romina Guess lo disfruta y pone de su parte. De este primer encuentro me quedo con la increíble postal de su figura en cuatro, gimiendo de placer y dolor ante los embistes.
Durante la charla intermedia le pregunté por Los Simuladores, una antigua serie argentina de la que me considero fanático. Para mi sorpresa ella no la conocía pero sabía más o menos de qué trataba. De hecho me recomendó un par de series, entre las que mencionó a Hermanos y detectives. Seguí su consejo y la vi completita.
Después de las recomendaciones televisivas nos preparamos para una segunda relación. Hicimos varias posiciones. Luego de fornicar y estar a punto de estallar le pedí terminar sobre sus nalgas, sobre ese hermoso culo argentino que justamente era la parte de su cuerpo que más le gustaba y producía orgullo. Para esto me quito el condón y ella en cuatro me espera contoneando sus caderas. Después de unos minutos de masturbarme frente a ese monumento no hubo respuesta de mi parte. No pude explotar. De pronto me pide que me acueste, se sienta a la altura de mi pubis y dándome la espalda escupe sobre su mano y comienza a masturbarme de forma desenfrenada. Después de cierto tiempo volvía a escupir sobre mi miembro, varias veces lo hizo. Yo sólo veía el hilo de saliva escurrir de su boca. Ver a esa niña en tal posición y en dicho estado pornográfico no tiene comparación. Esa postal fue singular porque la manera en la que estaba sentada sobre mí daba la impresión de que mi miembro era parte de su cuerpo, que ella misma se estaba masturbando.
Al ver que seguía sin venirme, decide bajarse y acostarse frente a mi. Abre sus piernas y comienza a masturbarse. Remoja su mano con la saliva de su lengua y se toca una y otra vez. Me dice que haga lo mismo, que me masturbe. Luego de masturbarnos en sincronía llega el final y pego un alarido de placer.
El tiempo ya se había agotado y Romina corrió rápido a ducharse. Observar su silueta en la regadera transparente del Villas Patriotismo fue la cerecita del pastel.
Debo decir que estar con Romina Guess no irrumpió en lo frenético. Creo que la experiencia con ella puede calificarse de tipo soft con unas pinceladas pornográficas, tal y como se suele decir en este medio. Besos superficiales, un pequeño detalle para quienes el besar, me incluyo, ocupa uno de los rangos de mayor sensualidad y erotismo en la sexualidad humana.
El valor de la experiencia de estar con Romina Guess está en el performance y la química sexual.